jueves, 29 de septiembre de 2011

la confesión

a veces cuando uno gusta de alguien, escribe su nombre por todas partes y pone un corazón tu y yo, o un te amo _ _ _ _ _ (fulano), yo hacía eso, pero ahora que lo intenté, pues simplemente no sale, osea no lo amo, pero también perdí la fuerza para intentar amar, no hay forma en que su nombre se pueda ver bien o sonar bien con un te amo de mi parte acompañandolo, como carecen de sentido las palabras cuando el sentimiento no acompaña, aún cuando sueño con él todos los días, ya no tengo ni el valor ni las ganas, ni la fuerza para reventar de un grito al viento un te amo, ni un te quiero, ni un me gustas, ya no tengo la juventud, ni el deseo, ya no puedo ser la niña que siempre he procurado ser, no existe más la ilusión de que el príncipe se de cuenta de que la sirvienta a sus pies es la mujer de su vida, se me acabaron los príncipes y la sirvienta ya no pone más esmero en cada detalle que jamás será visto. No hay un hombre para cada mujer, ni idílicamente hablando, los números son claros, hay más mujeres que hombres en el mundo; ya habemos muchas que llegamos a la etapa en que sabemos que no hay nada más en este mundo para nosotras, salvo nosotras mismas queriendo vivir y ser felices, ya sabemos que el mundo no tiene magia ni fantasía, no fuimos y no seremos la princesa de nadie y sólo reinamos dónde nuestras manos nos permitan. Ya no puedo dibujar corazones, ni escribir te amo, ni siquiera tengo fuerzas para admitir que alguien me gusta, no me atrevo a decirle nunca más a alguien que se me van las horas del día pensando en él, ni de mi boca ni de mi puño y letra, porque siempre me equivoco y escojo el camino más difícil, el hombre más lejano, aquel que se sienta en la Luna a mirar lo que sucede en la Tierra; no creo ya que de estos labios vuelva a declarar lo que el corazón manda, ni volver a escribir una larga y angustiosa carta con los más puros sentimientos levantados por una simple mirada de aquel hombre, agote la cuota de amor en tantos espejismos, que de llegar el real, simplemente ya no tendré nada para él, ni cuerpo, ni alma, sólo un espíritu quebrantado que dejo ir todo de sí mismo. No sé como pero en escribiendo estas últimas palabras vino a mi mente una idea: "pobre hombre quizás este si merecía un te amo, no por que lo pudiera corresponder, si no por que lo podría necesitar" a veces necesitamos que alguien nos diga Te amo, por vacías que sean las palabras, aunque carezcan de todo sentimiento, sólo un "te amo" podría salvar vidas. Pero ya no me salen esas palabras, ni al tipo más bello del mundo, ni al mejor amigo, ni al compañero, ni al que se quita el pan de la boca para dárselo a quién más lo necesite, ni al hombre perfecto, ni al justo, mucho menos al malvado, ni al desconocido que esta sentado junto a mi en el bus, ni al hombre que más admiro, ni al que a pesar de sus fallas no puedo bajarlo del pedestal donde lo tengo puesto, ni al que apenas conozco, ni al que conoceré, ni al tipo del que leo en los diarios, ni el tipo de la voz graciosa, ni al que le gustan las mismas canciones que a mi, ni a ese hombre dulce, yo simplemente no podré decirlo a nadie nunca más porque me acabo de dar cuenta de que perdí la capacidad de hacerlo.
De verdad lo siento, me hubiese gustado mucho decirle a esa persona que con un hola me enamore.

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